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Toto Wolff, director general del equipo Mercedes-AMG Petronas F1, es uno de los directores más exitosos de la historia del automovilismo.

Se unió a la escudería en 2013 -el mismo año que el piloto estrella Lewis Hamilton- y ha llevado a Mercedes a conseguir ocho títulos del Campeonato de Constructores y siete del de Pilotos. También se ha convertido en una de las caras más reconocidas del deporte gracias a la popular serie de Netflix Drive to Survive.

En una reciente entrevista con Business Insider, Wolff, conocido por su carisma e intensidad, comparte sus mejores consejos de liderazgo para tener éxito en un entorno competitivo y de alto riesgo.

No hay que insistir en los fracasos -o éxitos- del pasado

Wolff cuenta que la clave del éxito de Mercedes es centrarse en el futuro y no pensar en el pasado.

Dice que no tiene reliquias ni recuerdos del pasado en su «ordenada y precisa» casa de Mónaco, salvo un trofeo del Campeonato Mundial de Constructores. El premio, añade Wolff, lo mantiene girado de tal forma que sólo ve el emblema vacío: una marca vacía para el equipo que lo gane todo el año que viene.

«Es una forma de no olvidar que el pasado no tiene relevancia para el rendimiento de mañana», comenta. Añade que el fantasma de la derrota le mantiene motivado. La humillación personal y el miedo a perder es algo que realmente queremos evitar, y por eso hemos ido todos los años.

Wolff tampoco quiere que la gente se regodee en sus errores. Quiere que asuman la responsabilidad de su actuación. La confianza se mantiene a través de la «honestidad brutal», dice, y mentir es lo único que puede hacer que alguien reciba una «tarjeta roja» en la organización.

«Cuando cometan un error, quiero que nuestra gente sepa que no necesita mentir para conservar su trabajo», dice Wolff.

Trabajar los pequeños detalles

La primera vez que Wolff visitó la fábrica de Mercedes, observó algo que le inquietó en la zona de recepción: un Daily Mail arrugado de la semana anterior y dos vasos de papel usados. Además, no había ningún cartel de la F1.

Después de su reunión con el director del equipo, Wolff fue muy claro: el lugar necesitaba mejoras. Pero el director se negó y dijo: «Es la ingeniería la que nos hace ganar». Wolff respondió: «No, es la actitud. Todo empieza con la atención al detalle».

Esa anécdota, relatada en un nuevo caso de estudio de la Harvard Business School, ilustra el enfoque puntilloso de Wolff: trabajar los pequeños detalles, entre bastidores, marca la diferencia cuando hay milisegundos en juego.

Sin embargo, Wolff dice a Business Insider que tiene cuidado de no trasladar este mismo nivel de conciencia a su vida personal. «Si llegas a casa y empiezas a molestar a todo el mundo con tu precisión y pulcritud, eso puede convertirse en una pequeña pesadilla», cuenta. «Hay que dejarse llevar».

Vivir y dejar vivir

En el pasado, Wolff fue criticado por permitir que Hamilton se apartara del día a día del equipo entre carrera y carrera para centrarse en sus otras pasiones, fuera subirse a una pasarela de moda o grabar música en Japón.

Pero Wolff explica que Hamilton era mentalmente más fuerte el fin de semana si tenía la oportunidad de distanciarse del trabajo durante el resto de la semana.

«No me gusta encasillar a la gente», dice Wolff. «En el pasado, se daba el caso de que los pilotos de carreras debían entrenar mucho, tener la nutrición adecuada, dormir lo suficiente y trabajar mucho sin nada más. Lewis es muy diferente. De hecho, es capaz de recuperar energías cuando dedica su mente a otras cosas».

En los últimos años, el equilibrio entre el trabajo y la vida privada se ha convertido en un factor aún más importante que el salario para muchos empleados de diversos sectores. Según una encuesta de FlexJobs, la razón número 1 por la que la gente quiere dejar su trabajo es para mejorar el equilibrio entre la vida laboral y la personal.

Después de enfrentarse a un episodio de burnout en 2020, Wolff explica que ha llegado a comprender la importancia de este equilibrio. En comparación con 2020, asegura estar cuidando mejor de sí mismo, manejando el estrés y organizando mejor su tiempo de inactividad.

«He aprendido que es mi agenda y mi horario y no el de otra persona», explica. «No cojo el teléfono a personas que considero ladrones de tiempo o chupadores de energía».

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Gestionar los egos con cuidado

Pero el trabajo de Wolff no consiste sólo en dirigir a cada uno de los pilotos. Ha tenido que aprender a gestionar a los dos pilotos del equipo, que compiten por el equipo y por la victoria individual, como una unidad cohesionada.

Por ejemplo, en el Gran Premio de España de 2016, los pilotos de Mercedes, Hamilton y Nico Rosberg, chocaron a los pocos segundos de empezar la carrera porque estaban compitiendo por el primer puesto.

Después de la carrera, Wolff hizo que ambos pilotos se pusieran delante de los ingenieros mientras los amenazaba con retirarlos de futuras carreras, según el estudio de caso de Harvard. Les dijo: «La próxima vez que queráis echar al otro de la carretera, pensad en todas las caras que hay aquí, y entonces os lo pensaréis dos veces».

«He visto personas de éxito que no han sido capaces de mirarse al espejo por la noche y decirse a sí mismas: ‘Hoy he sido un poco tonto'», dice Wolff. «Si te crees que eres el mejor y empiezas a tener una sensación de superioridad, es el principio del fin».

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